Por Manel Colmenero, autor del libro Rutas del vino. Bodegas de España para visitar y recomendar.

Llega el verano y con él las vacaciones, un momento en el que nos permitimos viajar y soñar. Al mismo tiempo, un tiempo ocioso reparador y que muchos necesitamos para no desfallecer. Cada vez son más los viajeros que disfrutan haciendo turismo gastronómico o enológico, y es por esto, que hoy hemos querido recomendar 10 lugares de nuestro país donde poder disfrutar de una gran experiencia y un buen vino:

1) Costa Brava

Un destino con todos los encantos y atractivos con el que cualquier viajero sueña para su asueto: diversidad, actividades al aire libre, gastronomía, mar, montaña, arte, cultura, fiestas y festivales. Y, por supuesto, una denominación de origen fantástica en la que recomiendo visitar Mas Estela, una bodega muy influenciada por su propietario francés; La Vinyeta, un proyecto audaz regentado por unos jóvenes muy bien amueblados y como no, un clásico, Castillo de Perelada, un lugar suntuoso y tremendamente bello, que además posee un Wine Hotel Resort que hará las delicias de cualquier viajero.

2) Costa de Barcelona

Tal vez un destino mas urbano, ideal para todos aquellos que buscan cultura, un poco de relax y disfrutar con sus familias del mar, la playa y de tantísima oferta cultural. Aquí las denominaciones de origen son Alella, en la comarca del Maresme, y Penedés, con el Garraf y el Barcelonés como centros de hospedaje. Recomiendo las visitas a la bodega Alta Alella, un proyecto pensado y orientado hacia la sostenibilidad del territorio que le circunda. En el Penedés, la oferta es tal, que cuesta decidirse. Para los que quieran iniciarse en el enoturismo: Torres, Codorniu o Freixenet son una muy buena elección. Para los mas avezados, Jean Leon, por su leyenda; Pares Balta, por su forma de vivir el viñedo; Avgvstvs, por sus vinagres; o Can Rafols dels Caus, para los amantes de los vinos de autor.

3) Costa Dorada

A escasos kilómetros de los núcleos mas visitados por turistas, se encuentran cinco denominaciones de origen distintas, diversas y a cual mas preparada para sorprender al visitante con un sinfín de paisajes y de propuestas sumamente atractivas. Un destino vinícola en su conjunto donde la “vida lenta” no solo se vive, sino que se respira. Por su proximidad, destacaría Clos de l’Obac, en el Priorat. Fue uno de los pioneros en el resurgir de esta D.O. y merece la pena conocerlo para entender este territorio. Del Montsant, recomiendo Celler de Capçanes, por ser uno de los pocos lugares donde se pueden descubrir los secretos y los encantos del vino kosher y de la cultura judía. En las Tierras del Ebro, un imprescindible: Barbara Fores. Un lugar donde se vislumbra como un río ha dibujado el paisajes. Los que quieran adentrarse en el interior, no os perdáis: Tomas Cusiné y Mas Blanc i Jové, dos joyas para amantes del buen vino y el mejor beber.

4) Costa del Sol y de la Luz

Una zona que siempre ha llamado la atención por sus tradiciones, su clima y su forma de ser. Me parece imprescindible visitar cualquier bodega de Jerez, tal vez el vino más “autóctono” de nuestro país y quizás el que ha llevado con mas prestigio su estandarte por todo el mundo. Cuna de saberes y sabores, un vino que cuesta de entender, pero que cuando se le conoce, es un must de nuestros paladares. Bodegas Tradición, por sus vinos V.O.R.S.E, y Gonzalez Byass, por su accesibilidad, me parecen dos caras de una misma moneda interesantísimas de conocer, no solo de visitar. Jerez merece parada y fonda para disfrutar de primera mano de sus duendes.

Para los que quieran visitar vinos de autor: Bodegas Luis Pérez, en el mismo Jerez, y Sedella, en la Sierra de Málaga, o Barranco Oscuro, en Sierra Nevada, serán tesoros que cuando los descubran, más de uno guardará con tesón y mimo. Bodegas Andrade son ideales para todos aquellos que se adentren en el descubrimiento de Huelva, sus marismas, su parque natural y sus playas. Andalucía un placer en todos los sentidos.

5) Madrid y La Mancha

En el centro de la meseta existen dos zonas vinícolas que, para muchos, son hermanas eno-turísticamente hablando. Dos destinos unidos por su historia y su tradición. A muy pocos kilómetros de la capital, existe un proyecto encantado, cargado de humanidad y sentimientos, Gosalvez-Orti. En la vecina La Mancha, Finca Constancia y Pago del Vicario, son dos ejemplos de grandes bodegas con dos excelentes proyectos, visitas, para mí, imprescindibles antes o después de recorrer Toledo y sus calles. Tomar el sol junto a los viñedos o dormir entre ellos son sensaciones que creo se deberían vivir antes de morir.

6) Ribera del Duero

Destino turístico y denominación de origen, todo en uno. Un extenso territorio, pero muy bien comunicado, a muy pocos kilómetros de cualquier alojamiento. Los viajeros pueden encontrar paraísos para los amantes de la naturaleza, los baños en lagunas y ríos, senderistas, cicloturistas, gastrónomos y como no los amantes del arte y la cultura. Un destino ideal para los que adoramos la tranquilidad y los buenos alimentos. De todas las bodegas, me permito sugerir un menú de tapas, Protos, por su espectacularidad, tanto propia como por el entorno donde se desarrolla: Peñafiel es un lugar de peregrinaje para todos los que deseen conocer las esencias de estar región; Portia es otro ejemplo de determinación y de ensamblaje entre territorio y decisión empresarial; Prado Rey es un lugar ideal para despertarse entre viñedos. Estancia Piedra es un sueño personal hecho realidad, una bodega mucho mas personalista, un canto de sirenas en medio de una meseta callada y valiente. Pero hay más: Cigales, Rueda, Bierzo, Tierras de León. Nos queda mucho por descubrir en esta tierra de conquistadores.

7) Galicia

Un destino sin parangón, un territorio por descubrir para muchos, unos parajes que no debieran tener ningún complejo ni ningún tabú. Ni la lluvia ni el mitificado mal tiempo, impiden disfrutar de estas tierras cargadas de calidez y contrastes, sumamente versátiles y sumamente próximas unas de otras. Las diferentes denominaciones de origen ofrecen una multitud de posibilidades que pueden hacer las delicias de cualquier visitante, ya esté hospedado en el interior, Ribera Sacra, Valdeorras, Monterrei o en la costa, en la denominación de origen Ribeiro. Destaco Bodegas Gargalo, por ser un oasis de modernidad en medio de unos parajes cargados de pasado; Ponte da Boga, por ser una excusa perfecta para conocer y reconocer una región embaucadora; la Ribera Sacra, Pazo de Señorans, un lugar donde disfrutar de las esencias gallegas en todo su esplendor, un lugar para que cualquier persona interesada por el enoturismo pueda disfrutarlo sin ningún inconveniente.

8) Rioja

El destino turístico gastronómico mas reconocido de nuestro país, región puntera en la promoción de este tipo de ocio creativo. Tiene como ventaja competitiva que está en el corazón de este producto turístico. Sus latidos propulsan el movimiento de un turismo que promueve vivir nuevas experiencias. Podemos disfrutar a muy pocos kilómetros de distancia de los encantos de las grandes ciudades o de sus deliciosos pueblos, de sus fiestas y tradiciones. Una auténtica delicia en todos los sentidos, en especial por su justiprecio, una autentica oportunidad para cualquier viajero. Aquí resaltaría muchas, pero en especial, Ontañón, por ser una oferta en la ciudad de Logroño arriesgada pero realmente muy satisfactoria; Heredad López de Heredia, por ser una historia viva del vino; Roda, por ser una apuesta por la innovación entre los clásicos; Marqués de Riscal, por ser una apuesta decidida por el turismo entre viñedos y un ejemplo a seguir en todos los sentidos; Baigorri, por ser una delicia comer tan cerca de sus vinos y sus viñedos; y Eguren Ugarte, por ser un centro de ocio gastronómico que permite despertarse junto a sus barricas.

9) Pirineos

Porque no sólo de sol viven los turistas, existe una extensa marca turística que nos separa de forma natural de nuestros vecinos los franceses. Un destino para los amantes de la montaña y sus placeres más sencillos, paisajes, naturaleza, deportes, senderos y frescura. En este vasto territorio, podemos disfrutar de vinos y proyectos tan sorprendentes como Castell d’Encus, en el Pirineo Leridano; un vino de autor, capricho de los dioses del Parnaso, o de cualquier bodega del Somontano, antesala de los pirineos aragoneses. Destacando Sers, por ser un proyecto que va de las raíces a las puntas, o Blecua, una bodega ideal para los amantes de las grandes obras y mejores vinosñ. Señorío de Otazu, Pago de Larrainzar o Bodegas Ochoa en las postrimerías del Pirineo Navarro, son un canto a la sensibilidad artística que esos parajes inspiran. Todo un lujo y una amalgama de contrastes.

10) Canarias

Una de las potencias turísticas de nuestro país, pero quizás una de las menos desconocidas vinícolamente. La singularidad de sus vinos, tanto por ser variedades prefiloxéricas como por ser terrenos volcánicos, la insularidad y la distancia con la península han hecho que sus gustos se distanciaran de los paladares de los consumidores. Una pena que se les dé la espalda. Son autenticas joyas, cantos de sirenas a la heroicidad de unos viticultores que resisten contra viento y marea los avatares de un mercado que no les es propicio. Cualquier turista no debiera perderse lo mucho que tienen que ofrecernos en estas bodegas. Monje, en las faldas del Teide, Stratvs o El Grifo, en los paisajes lunares de Lanzarote. Bodegas que se han orientado al turismo para darle al turista lo que precisa, ocio y tiempo libre para disfrutar y gozar de los placeres divinos y mundanos. Lujos al alcance de todos los bolsillos.